1. ¿Cómo se define la Ciencia?
La Ciencia siempre nos ha mostrado cosas asombrosas: desde los extraños comportamientos de nuestra mente, hasta el funcionamiento de las estrellas; desde la reproducción de los virus, hasta lo que pasó en tribus hace miles de años. Pero la pregunta incómoda persiste: ¿Qué es la Ciencia?"
En primer lugar, debes saber que el ser humano siempre ha buscado la verdad, ha buscado comprender cómo es el universo, y en esta búsqueda se ha planteado cuál es la mejor forma de "conocer", siempre ha tenido una relación ambigua con la realidad: la adora, la teme y, sobre todo, intenta explicarla.
La aparición de este método se retrasó varios siglos debido a algunos desafortunados eventos históricos, guerras, inquisiciones y otros entretenimientos medievales que ralentizaron el proceso , pero en el siglo XVII el método apareció, y con él, la ciencia actual. Entonces, ¿Qué es la Ciencia? De forma sencilla: una Ciencia es una disciplina que usa el Método Científico.
2. El método científico: la disciplina del escepticismo.
Así que nos preguntamos: ¿depende su masa ? Este primer paso del método se llama observación, porque notamos algo en nuestra realidad que no sabemos explicar, y queremos saber la verdad sobre él.
Segundo paso: la hipótesis. Tenemos un problema, ¿Qué hacemos? hacemos una suposición, "cuanto más pesado es un objeto, más rápido cae". Esta es nuestra hipótesis, ¿Cómo sabemos que es cierta? Luego llega la experimentación, crear una situación controlada en la que podamos ver si es cierto lo que hemos supuesto.
Tomamos una piedra y una pluma; y las tiramos. ¡La piedra llega mucho antes! La realidad confirma la suposición. Alguien mira cómo una piedra y una pluma caen al suelo y concluye, con la seguridad de un juez, que lo pesado vence a lo ligero. Experimento hecho, hipótesis confirmada. Demostrada la hipótesis, podemos convertirla en Ley, y así es como la Ley de la Caída de los Cuerpos se convirtió en universal.
Hasta que otro curioso, menos ingenuo, unos mil años después coloca la pluma sobre la piedra y las lanza juntas: ambas llegan casi al mismo tiempo. Comprobando que si los tirabas por separado, era la geometría de la pluma la que hacía que se moviese más lenta. Lo que parecía una ley sólida se convierte en arena entre los dedos.
La ley anterior se empezaba a resquebrajar: aquí hay algo que falla.
De ahí nace una hipótesis nueva: "todos los cuerpos caen con la misma aceleración".
Experimentación: creamos dos esferas iguales de distinta masa, y las tiramos desde algún lugar elevado. Resultado: caen a la vez.
Este resultado muestra que la ley anterior estaba mal. Y esta nueva idea ocupa su lugar como ley. Así es como funciona el método científico. Ha funcionado tan bien durante los últimos 500 años porque:
1) Los experimentos que se hagan tienen que ser reproducibles, es decir, que pueden volver a hacerse para ver que se obtienen los mismos resultados: nada de fe ciega. Todos convencidos, todos contentos.
2) Ninguna ley es inmutable, todo principio científico es esclavo de los experimentos: si la realidad no concuerda con las hipótesis, es errónea, no hay más discusión y como dijo el gran Richard Feynman: Porque los experimentos son los más importantes, ya sean en forma de mediciones con instrumentos, estadísticas, u observaciones directas. Los experimentos son la clave.
No obstante, los filósofos han encontrado algunos problemas al método: volvamos al ejemplo, sabemos que todos los cuerpos caen con la misma aceleración, es lo que nos muestran los experimentos.
Pero, Galileo destrozó la ley de Aristóteles preguntándose , ¿y si hubiera un experimento X, que todavía nadie ha hecho, que mostrara que Galileo estaba equivocado? Entonces la predicción de X sería la verdad. Pero ¿y si existiera un experimento Y que hiciera lo mismo con X? ¿Cuándo podemos dar por cerrada una pregunta? ¿La ciencia solo nos sirve para falsar lo que otros han hecho? ¿Podemos estar seguros de que tenemos la verdad?. ( Quantum Fracture, 2013)
Galileo, Newton y demás no solo corrigieron el error, sino que nos enseñaron la verdadera lección: en ciencia, lo definitivo dura lo que tarda en llegar el próximo experimento.
Aquí surge la pregunta más inquietante: si todo en ciencia puede ser refutado, ¿alguna vez sabremos algo de manera definitiva? ¿O estamos destinados a vivir en una sucesión de verdades caducas, como ediciones anuales de un diccionario? La ciencia, más que entregar certezas, nos regala una brújula imperfecta pero fiable para navegar por la ignorancia.
Al final, no se trata de poseer la verdad absoluta —ese viejo fetiche de filósofos y profetas— sino de aceptar que cada descubrimiento es un paso más, como si ilumináramos un pasillo infinito con una linterna que, caprichosamente, nunca alcanza a mostrar la salida.